En mi casa somos tres hermanas (una gemela, la de la foto) y aunque viva lejos de Madrid y nos veamos muy poco, sólo necesitamos dos minutos de teléfono al día para saber qué nos ocurre con sólo oirnos... eso es el tesoro de poder compartir toda tu vida con otra persona además de tus padres.
Hemos estado casi cuatro días en el pueblo, ella ha disfrutado de Sara y yo he disfrutado viéndolas; la cara de Sara mezcla de "¿quién eres tú que me suenas?" y "mami!!!!!! ... ay no, que no hueles igual" y la cara de mi hermana quizá pensando que quiere tener tener ya uno o una.
La verdad es que la echo muchísimo de menos cuándo no está porque sólo con tenerla al lado, la vida se ve mucho más fácil... y como el amor no tiene tiempos, me emociona ver que ese amor cocinado a fuego lento durante 31 años sigue intacto.