Me da miedo querer. Me da miedo exponerme. Me aterra descubrirme.
¿por qué?
martes, 29 de junio de 2010
domingo, 27 de junio de 2010
Necesito vacaciones. Necesito irme a algún sitio en el que no tenga que pensar qué voy a hacer de comida al día siguiente, si tengo suficiente para poner alguna lavadora, si llegaré a tiempo a recoger a Sara, si hay que comprar o no...
Necesito un tiempo de vacío. Está siendo un año sinceramente duro,... pero miro hacia atrás y todo me produce más satisfacción que otra cosa. Padres enREDados, descubrirme y aceptarme necesitada de un lugar de oración y que he encontrado en Betania, reconocer mis fallos; mis fracasos con lo que estoy estudiando... darme otra oportunidad dentro de la oportunidad de la vida, entender cuánto de importantes son las relaciones familiares y el tener muy cerca a los tuyos, a los que te quieren... Saber que tengo al mejor compañero de camino que podría haber tenido, y que el fruto de ese caminar se vea reflejado en Sara, y todo aquello que hemos puesto en común.
Y resulta que la rutina no puede con lo cotidiano. Y lo cotidiano es el descubrirme viva y poder sentirlo. Y tener un puntito de locura...
«Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
miércoles, 23 de junio de 2010
Frutos
"...Por sus frutos los reconocerán..."
Llevo varias semanas inquieta. La impaciencia es algo que nunca he llevado muy bien en mi forma de ser.
Llevo varias semanas que no sé a dónde quiero llegar con las decisiones que tomo. Quiero ver más allá del día a día y me impaciento... ¿realmente doy frutos que son reconocibles? o mejor, ¿doy frutos?. Necesito conocer mis dones, mis armas, mis capacidades y mis defectos para saber si soy capaz siquiera de dar frutos,... y que luego sean reconocibles, pero eso ya es algo que pertenece a una empresa mucho mayor para la cual necesitaría toda la vida, ¿tengo la paciencia suficiente para ello?.
martes, 15 de junio de 2010
Dolor
Hoy no puedo ver el día con una perspectiva muy optimista la verdad..., he intentado hacer la preinscripción a la Universidad y sólo he encontrado trabas. No sé si es que al final este no es mi camino ni mi fin. Aunque tampoco sé qué fin es el que me depara el Padre.
Me duele la cabeza fruto de mis cervicales porque cuando la tensión me atenaza se va ahí detrás. Me agota. Me impide ver.
Hoy quiero que tu Palabra me calme, pero intentar acercarme a los que no amo, a los que me producen rabia, a los que me producen rechazo como los que hoy me han atendido, cuesta mucho.
Frustación. ¿Cómo se maneja ésto?
domingo, 13 de junio de 2010
El perdón
Sara está durmiendo, y Jose también. Aprovecho este ratito libre para leer las lecturas de hoy domingo ya que no he podido ir a misa porque Sara se ha levantado más tarde y no he conseguido llegar a la de 10:00 h.
La idea central que me llega al corazón, con las lecturas de hoy, es la capacidad de perdón de las personas. Si alguien no es capaz de perdonar y de olvidar, difícilmente será capaz de amar. Y eso es muy complicado, no me reconozco rencorosa pero si herida cuándo tengo que perdonar a alguien y el acto de tener que echarme al hombro la ofensa y seguir, me cuesta. Pero la verdad es que incluso cuando me falto a mi misma, me equivoco, no hago lo que debería hacer, soy incapaz de perdonarme y me juzgo hasta que quedo agotada; si soy incapaz de no juzgarme con tanta severidad ¿cómo puedo pretender ser comprensiva con las personas que me rodean y que curiosamente son las que más nos duelen sus acciones?.
Que el Padre me acompañe en este camino de crecimiento. Que no vea actos sino personas. Que sea capaz de amar sin esperar nada a cambio y que no me dé miedo compartirme a los demás.
miércoles, 9 de junio de 2010
"eres tú el que les ha cambiado el corazón"
"eres tú el que les ha cambiado el corazón"
Eres Tú el que ha cambiado mi corazón, o por lo menos, el cambio está en proceso.
Ser más consciente de mi espiritualidad, de la necesidad que tengo de un momento de reposo, de reflexión, de "charla" contigo. Eso ha sido gracias a Ti. Y gracias a los lunes en la Comunidad. No me había dado cuenta de lo abandonada que me tenía y de lo lejos que te sentía.
Ser el refugio de mi día a día. Ser el descanso de las jornadas tan iguales, tan largas...
"¡tú decides mi suerte!"
lunes, 7 de junio de 2010
vida y muerte
Cuando pierdes a un ser querido, a alguien que ha formado parte de tu vida y tú de la suya, sin quererlo, te quedas cojo de amor, y esa cojera ya de por vida, te recuerda que somos todo aquello que los que nos han precedido, han deseado que fueramos. Sin esperanza de futuro, no puede haber más futuro. Sí mis abuelos y antes de ellos, mis bisabuelos, no hubieran querido a sus hijos; nosotros, yo misma, tú que me estás leyendo, no estaríamos aquí.
La noticia de la muerte del abuelo de Esther me ha hecho acordarme con más detalle de la muerte de mi abuelo, no hace mucho. Y creo que tengo establecida una barrera ante la sensación de pertenencia a alguien, de querencia fuerte para evitar precisamente esa sensación de dolor. Siempre me ha agobiado saber que esa persona quiere establecer un lazo más allá de la relación de cortesía, y tiene narices que haya tenido que ser mi hija la que vaya lijando poquito a poco ese muro de protección ante la dependencia y la necesidad de aceptar que la base de mi felicidad está entretegida por muchas personas... pero a su vez otras muchas personas dependen de mi para serlo también.
Ya lo dije hace mucho en otro post aquí: ha tenido que ser Sara la que me remueva por dentro para sentir ahogo, congoja y desamparo si me faltara... y no consigo bloquear ese sentimiento. ¿Es bueno o no?. No lo sé.
Se me hace tan lejano el recuerdo de mi abuelo, que por eso he tenido que traerle de nuevo a mi corazón para saber, con más certeza si cabe, que la vida es muy corta, el tiempo muy escaso y que no he pasado el tiempo suficiente con aquellos que más me han querido a lo largo de toda su vida.
viernes, 4 de junio de 2010
Viernes atípico
Debo ser una de las pocas que hoy trabaja en Madrid.
El domingo celebraremos el cumpleaños de Sara. Por estas fechas y hace ya un año, estaba visitando el hospital después de una serie de noches que sí, que no, que sí, que no... y deseando que asomara ya la cabeza (y nunca mejor dicho...). Y Ahora que rememoro todo aquello, sin dudarlo, volvería a pasar por la misma experiencia de generosidad, amor y sacrificio que supone parir; aunque hubo un momento (todo hay que decirlo) , que deseé que se quedara ahí dentro... y es que la cabeza de Sara era grande y me dió pánico la sensación de ni hacia atrás ni hacia adelante. Una experiencia única, sí señor. Y recuerdo que me la enseñaron así como se enseña un balón de fútbol y rápidamente la pasaron a reanimación... yo la veía a ella y a su padre cómo la preparaban para hacerla un paquetito, un fardo vamos, y me la entragaban para que la tuviera bajo mi brazo... parecía chinita, y estaba roja como un tomate por el esfuerzo, aunque me hubiera gustado verme a mí, después de 14 horas de maratón sin comer ni beber...
Los recuerdos se van diluyendo con el tiempo, y más en mi caso que tengo memoria floja, pero el nacimiento de un hijo (o aquellas experiencias que marcan, claro está) no se puede borrar. Da igual que tengas tres más, cada nacimiento es único, y su vida, ahora ligada a la mía, es única en la medida que ella me enseña y yo aprendo; porque aunque no quiera reconocerlo a veces, ella me enseña a mí más que yo a ella.
Ya dice "caca". Ya se mantiene solita unos segundos de pie y sin apoyo. Y ya hace el molinillo porque no quiere comer más... pero, sin lugar a dudas, me quedo con esa sonrisa que tiene siempre preparada para cualquier persona que le dice algo. Es puro agradecimiento.
Como dice una muy buena amiga... "no puedo vivir sin ti... no hay manera..."
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