Mi abuela Andrea tiene 85 años. Y no se acuerda de como se llama Jose, pero se acuerda de cómo se llamaban sus amigas del pueblo, y la criada de su prima, los niños de sus vecinas... curiosa la memoria. Ayer me pasé a verla, con su ojito gris y el otro marrón, y con sus manos arrugaditas y su pelo tan blanco; y cuándo me vió se puso a lloriquear, como un niño pequeño. Eso me conmueve hasta lo más hondo... y no sé como hacer para que no llore más. La doy abrazos y la beso muy despacito para que esté contenta.
Mi abuelo Florentino tiene 87 años y se acuerda de lo que cobraba en el paro de hace 40 años. Se acuerda del precio del trigo cuándo tenía 12 y comenzó a trabajar y se acuerda de las citas del médico... eso si que es una buena memoria. Me cuenta que fué chofer de un rico cubano y que tenía una mujer muy hembra (como dice él) y que le tiraba los tejos; que un día le recibió en la alcoba con todos los muslos al aire, pero que no hizo nada porque era un hombre muy decente. Mi abuela no le puede oir, el aparato de su oreja no funciona muy bien... le faltan pilas, y menos mal.
Les he contado que voy a ser mamá... y mi abuelo me dice que "bien!!, más biznietos, eso es lo que tenéis que hacer", y mi abuela me vuelve a preguntar por el nombre de mi marido... y que dónde estaba trabajando.
Mis abuelos, mi familia... años de trabajo y de penurias, pero también de alegrías y descanso; ahora que tanto les duelen los huesos.
2 comentarios:
Mira que enterarme de rebote que sigues sin pausa... Qué alegría leerte de nuevo y seguir compartiendo las pequeñas cosas hechas con amor.
Te quiero!
Pau
Mira que enterarme de rebote que sigues sin pausa... Qué alegría leerte de nuevo y seguir compartiendo las pequeñas cosas hechas con amor.
Te quiero!
Pau
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