sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad

Pasando por la Navidad de este año en puntillas. Así me siento. Vivo la Navidad pendiente del tiempo. Vivo mi ahora pendiente del reloj. Ojalá el día tuviera más horas y yo más energía. Ojalá que el tiempo no se desvaneciera así, con la sensación de no haber hecho aquello que mi alma necesitaba. Y necesita.

Vulnerable. Mis armas no están puestas a punto todavía. 
Perdida. Sé la meta pero no el camino.
Exhausta. Estoy oxidada. Apagada. Dormida.

Acorazada. Mucho daño, de hace mucho tiempo, comienza a aflorar. Y eso me asusta. 
Soy consciente de mi dolor y de las heridas no cerradas. Pasé página sin saber si quiera el capítulo en el que me encontraba. Y soy consciente de que muchas vivencias e imágenes de entonces tienen la puerta cerrada, y abrirla es costoso, duro, necesario pero... ni tengo tiempo, ni ganas, ni fuerzas.

De esta forma es fácil que el rencor y el odio afloren, y que el deseo de que todo se ponga en contra de ellos, sea demasiado fuerte, y eso no es bueno para mí. Han pasado años, han pasado muchos, pero los recuerdos siguen ahí.

Feliz Navidad a todos. Esta vez la Luz me es tan necesaria...