lunes, 17 de enero de 2011

meditando y aguardando

Se ha convertido en la pequeña burbuja de oxígeno que, junto con la oración que hago por las noches, antes de cerrar los ojos (un simple pero siempre tan reconfortante Pedrenuestro), me acompaña al inicio de cada semana.
La comunidad de Betania es mi área de descanso. Puedo decir que lo es. 

Doy las gracias a Dios por saber que hay personas capaces de luchar día a día, minuto a minuto por el bienestar de su hermano/a. Doy gracias por el afán de darse y compartirse que observo no sólo allí, sino en la relación común que va más allá de compartir oración, porque comparten VIDA y eso es, en la actualidad, un bien escaso.

Llevo varíos días sin ir, y me falta la sensación de mantita placentera; el saber que Dios siempre arropa, siempre cuida, siempre permanece, a través de manos que te aceptan tal y como eres. ¡¡Qué ganas tengo de que terminen los exámenes ya de una vez!!